Hace 50 años se estrenaba “Nazareno Cruz y el lobo”, la película de Leonardo Favio que durante algunos años fue la más taquillera de toda la historia del país: tuvo un poco más de 3,4 millones de espectadores.

En la sinopsis se contaba que un campesino tenía la desgracia de ser séptimo hijo, por lo que recaía sobre él una maldición, que lo convierte en lobizón (hombre lobo de las Pampas) durante la luna llena. Su vida es normal hasta que se enamora de una joven del pueblo. A partir de ese momento, se le aparece el Diablo, quien le advierte que el amor provoca un efecto negativo en Nazareno, que es la consecución de aquella legendaria maldición. Ya no hay vuelta atrás: o deja de lado sus sentimientos por la joven, o afronta vagar como lobo durante las noches de plenilunio.

La sinopsis ha sido leída como una metáfora política en un contexto donde, habiendo muerto Juan Perón, el Operativo Independencia en Tucumán (dispuesto por Isabel Perón) reprimía en esta provincia y ya se configuraba la realidad de los desaparecidos, la Triple AAA asesinaba a militantes sindicales y políticos que resistían al “Rodrigazo” y se producían las históricas jornadas de junio- julio de lucha del movimiento obrero. “Es una película que parte de mi ingenuidad, de haber pensado que enviando mensajes se iban a poder apaciguar los ánimos”, explicaba el propio Leonardo Favio en el libro “Pasen y vean”, en conversaciones con la periodista Adriana Schettini publicado en 1995. El film se interpretó como una advertencia sobre la violencia y la tensión social en Argentina.

La película, una coproducción argentina-mexicana, adaptada y escrita por Favio y su hermano y frecuente colaborador Jorge Zuhair Jury contó con los actores Juan José Camero, que interpreta al joven que tendrá la maldición, Marina Magalí que hace de Griselda y Alfredo Alcón, como el diablo.

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La historia adapta y explora el mito clásico del Lobizón, uno de los monstruos legendarios de la mitología guaraní. (Dato curioso: quien interpreta a Griselda, era maestra jardinera, tenía 17 años y jamás había pisado antes un set de filmación. La eligieron por representar la idea de pureza y perfección de la época).

Último guión feliz

“Mi papá viendo las épocas de violencia que se venían quiso dar un mensaje de amor, de apostar al amor por sobre todas las cosas”, le dice LA GACETA Nico Favio en una conversación exclusiva con este redactor.

En el film es evidente la oscilación entre el mundo fantástico y el real, que logra desentrañar una de las creencias que más arraigada estuvo en el inconsciente colectivo del país: la del hombre lobo.

Pero en esa oscilación, el mundo político del director de esos años está presente, y la fantasía es apenas un modo de presentar esa realidad. El mismo director dijo que “el que elegía el amor estaba perdido”. Y también reconocía su ingenuidad.

“’Nazareno Cruz y el lobo’ fue el último guión que escribí con felicidad. Con Nazareno fui pleno. Además volaba, y es muy lindo volar. Es hermoso saber que estás contándole a todo el mundo un cuento de hadas, un cuento de lobisones, de magos, de brujas que volaban, que hacían el amor por las nubes o debajo del mar, un relato de ese tipo te deja volar sin condicionamiento alguno. Y las escenas eran más locas todavía”, cuenta Favio.

Filmada en Don Torcuato (donde muchos vecinos participaron como extras) y La Paisanita (Córdoba) el artista incorpora al personaje del diablo que no figuraba en el texto del radioteatro de Juan Carlos Chiappe.

La ópera de Giuseppe Verdi, “Rigoletto” se mezcla con un tema popular como “Soleado” (lo clásico con lo moderno no están opuestos). La música de Juan José García Caffi fue todo un aporte en la realización.

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Luego del triunfo de Javier Milei en 2023, el Cine Gaumont, el espacio Incaa de CABA, abrió sus puertas para hacer una proyección especial por el día de la soberanía de “Nazareno Cruz y el lobo” en formato de 35 mm, calurosamente aplaudido.

La obra no es explícitamente política pero puesta en contexto, trata sobre el sufrimiento, el miedo y la violencia.

PUNTOS DE VISTA

Una obra maestra que forma parte de la historia del cine

Juan Mascaró

Documentalista- Docente Escuela de Cine, video y TV de la UNT

Sí. “Nazareno cruz y el lobo” es una obra maestra y cumple medio siglo. Y no se puso ni un poquito vieja. La película se filmó en escenarios naturales, a la vez que involucrando un exhaustivo trabajo de arte para recrear algunos espacios interiores. Protagonizada por figuras como Alfredo Alcón y Juan José Camero, pero también por una maestra jardinera de 17 años que jamás había pisado antes un set: Marina Magali, que interpreta a Griselda, con quien Nazareno comenzará un romance. Mientras en Argentina la muerte de Perón abría una etapa de abierta represión a los movimientos populares desde la triple AAA - botón de muestra de lo que sería la sangrienta dictadura cívico militar de 1976- Favio apuesta por una narración construida a partir de un radioteatro, en tono de fábula o relato popular y a la vez fantástico, que explora el mito clásico del “Lobisón” o “Juicho”, monstruo de la mitología guaraní, con similitudes a la leyenda europea del hombre-lobo, pero con características propias. El personaje es una bomba dramática que camina hacia una tragedia: para el pueblo, cazar al “hombre-lobo” es saber que se dará muerte a un hombre que no eligió ni su naturaleza ni su destino.

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Por todo esto “Nazareno…” es parte de la historia grande del cine de nuestro país, como lo es Favio. Podría hablar sobre la calidad formal de esta y otras películas de Favio. Sobre la conjunción de calidad y masividad de espectadores que significó su estreno. Pero estoy seguro que los grandes filmes dejan su huella imborrable, sobre todo, en la memoria de los espectadores. Entonces prefiero hablar de mi experiencia como espectador.

Siendo niño vi “Nazareno…” en la pequeña televisión blanco y negro de mi casa. El encuentro con esta obra se dio en una noche de sábado en “Función privada”. El encuentro con esta obra fue en ese escenario tan alejado de los ideales perceptivos de la sala cinematográfica. Sin embargo, el río vuelto cascada, Camero besando la boca abierta de la casi albina Griselda. El erotismo de pueblo en medio del yuyal. Y esa música - no “una musiquita que acompañe” como aconseja tanto bien pensante autonomista del séptimo arte - sino una música sin miedo a poner música. Esa música que explota en mil sensaciones y queda clavada en la memoria emotiva para siempre. Claro que volví a ver la película muchas veces, en colores, en grandes pantallas, restaurada, en HD, en 4k, con sonido surround 5.1. Pero la primera memoria, la de aquella película vista de niño, es la que guía las emociones de los visionados posteriores. Eso es Favio: alguien que se entiende con la emoción de las personas.

Tuvieron que pasar muchos años para que el cine de Favio me diera otro sacudón. Fue cuando entré a una escuela de cine -primero como estudiante, luego como docente- y me di cuenta que el insumo principal del cine es la vida. El cine de Favio no existiría sin su biografía. Claro que encuadra y dirige actores como pocos. Pero la diferencia, eso que lo separa del resto, está en su corazón, en sus tripas, y en su maravillosa, dura e intensa existencia, puesta a los espectadores con destreza técnica.

“Manos negras” ocultaron la nominación al Oscar

Nicolás Favio

Músico, compositor

La nominación al Oscar de “Nazareno Cruz y el lobo fue secuestrada. Estuvo guardada en alguna bodega del Correo Argentino y fue durante la primera gestión de Néstor Kirchner como presidente que llegó a manos de mi papá que en su momento no pudo responder si deseaba o no participar y que sin dudas hubiera ganado. Tanto miedo le tenían al poder de su obra que no tuvieron mejor idea que impedir que una de realizaciones más grandes de la historia del cine llegara a Hollywood. Cuando mi papa rodaba Nazareno yo tenía entre 3 y 4 años, la vi por primera vez a mis 13 o 14 años en video: mi papá consiguió una copia en Beta porque aún no existía el VHS , pero años después pude verla en pantalla grande y en 35 milímetros cada vez que hacen alguna proyección en cines como el Gaumont en Buenos Aires. Tengo algunos recuerdos visuales de la filmación, lo que sí recuerdo es que me había impresionado la imagen de la lechiguana (interpretada por Nora Cullen), porque mi abuela como yo era un niño bastante inquieto para hacer que yo me portara bien me decía que iba a venir la lechiguana entonces hacía caso a lo que me pidieran.

El enojo de Leonardo Favio

Mi papá viendo las épocas de violencia que se venían en quiso dar un mensaje de amor, de apostar al amor por sobre todas las cosas. Cuando vi la película por primera vez dos o tres cosas me llamaron la atención, me atrajeron a los 17 años: el cuento del lobizón, la lechiguana, la violencia de la fantasía y, obviamente, el sexo y amor en el río. Muchos años después supe qué era la lechiguana. La música de Juan José García Caffi no aportó poco a la película, sobre todo en esas escenas de encuentro entre Nazareno y Griselda, con una melodía que aún hoy se identifica cuando se la escucha.

Fue nominada al Oscar pero esa nominación fue secuestrada, mi papa no pudo responder que asistiría y entonces quedó fuera. Caso contrario, hubiera ganado como pasó en el resto de los festivales, por ejemplo en el festival de Cartagena donde concurrió una delegación argentina pero mi papa tampoco estaba enterado que la película estaba allí. En el libro “Sin Renunciamientos” se cuenta que en ese festival en Colombia venía ganando todos los premios y que la delegación argentina que fue a recibir el galardón estaba al mando de un alto mando del ejercito. Se levantaron de la sala y se fueron sin recibir el resto de los premios cosa que sorprendió a todos. Mi papá ni se había enterado que estaba concursando en el festival. Lo ocurrido salió en un diario de la época, ese recorte también está en el libro “Sin renunciamientos “ que escribieron unos chicos estudiantes de cine y es maravilloso.

“Nazareno Cruz y el lobo” no solo fue un gran éxito en Argentina sino que en Europa y Asia. Se estrenó con gran repercusión en Corea, al punto que unos productores de ese país vinieron a Argentina con la idea de producir a mi papá, le ofrecían fortunas, querían que mi papá hiciera películas eróticas para Corea con la misma estética de Nazareno. La nominación se encuentra actualmente en en el museo Universo Favio, en Avellaneda. En esa época ya andaba una mano negra haciendo de las suyas anticipándose al golpe del 76 y temían que Nazareno ganara el Oscar.